Una guardia civil de Sevilla puede ir a prisión por denunciar un caso de corrupción.

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Una guardia civil de Sevilla puede ir a prisión por denunciar un caso de corrupción encubierto por un general.


La sargento del Seprona de Sevilla María Serrano puede ir a cárcel por denunciar un presunto caso de corrupción en la Guardia Civil, en 2013. El coronel que lo gestionó, ascendido este año a general de Brigada, Fernando Mora, la instó a “mirar para otro lado” y como no lo hizo, ahora puede ser condenada por los delitos de acusación falsa y contra la administración de la justicia, según el Código Penal Militar.


“Como jefa de mi unidad, yo inicio investigaciones porque tengo a un cabo y a un guardia que se dedican a todo lo contrario de lo que se tenían que dedicar: a dar chivatazos a empresas y personas físicas que cometían irregularidades de las pesquisas que realizábamos”, explica la sargento María Serrano a El Plural.


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El disco duro del cabo confirmó la trama


Estos dos guardias denunciaban las irregularidades y luego ellos mismos preparaban los pliegos de alegaciones de las empresas y personas implicadas, para que las denuncias no tuvieran recorrido, unas andadas que venían realizando desde el año 2000.


La sargento Serrano requisó el disco duro del ordenador del cabo y “encontramos numerosos pliegos a empresas y personas físicas y jurídicas. Se dedicaba a denunciar a Mercasevilla y cuando ésta entidad llegaba al juzgado contencioso administrativo por el expediente sancionador de la Junta de Andalucía, esta persona iba como testigo por parte de los denunciados”. Un sinrazón que llevó a la jefa de unidad del Seprona a entregar dos informes a sus superiores.


Le dijeron a otro guardia que investigó: 'Date de baja'


En las investigaciones participó el guardia civil Javier Navarro Manchado, a quien también "le han dejado a los pies de los caballos, tras más de 30 años de experiencia. Le dijeron: 'date de baja'. Él está fatal porque ve su profesión truncada sólo por hacer su trabajo".


Otro coronel archivó la denuncia


Por razones que “aún se me escapan”, sus superiores, entre ellos el entonces coronel Fernando Mora optaron por tapar las irregularidades del cabo e iniciar una campaña de acoso y derribo contra la sargento. En una reunión en el despacho del oficial, en marzo de 2015, María Serrano tuvo que soportar “los gritos” de su superior y el reproche de que ella era la “que no encajaba”, además de recomendarle que “me olvidara de todo”.


La sargento pidió una baja laboral y en julio interpuso una denuncia contra el coronel. Como los guardias civiles se rigen por el Código Penal Militar, su caso fue juzgado por otro coronel, “posiblemente compañero de promoción” del denunciado.


“El juez militar terminó la instrucción, sin investigar lo que ocurrió en el despacho de Fernando Mora. Ni siquiera hubo vista porque entendió que no tenía índole penal, y que el trato dado por el coronel no era más que “una riña paternal”. El caso de la sargento llegó al Congreso de los Diputados, durante el Gobierno de Mariano Rajoy, de la mano de la diputada socialista Zaida Cantera, pero la respuesta del Grupo popular fue vaga.


“He llegado a tener 17 procesos judiciales abiertos. He interpuesto denuncias ante el Tribunal Superior de Justicia, al Tribunal Constitucional y al Tribunal de Justicia Europeo”, explica la sargento.


Expulsada de su vivienda


María Serrano fue expulsada, en octubre pasado, de su vivienda, propiedad de la Guardia Civil, en medio del acoso que ha sufrido. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía falló que el procedimiento fue ilegal. Pero “un año después, no me han devuelto la casa, no me han pagado una indemnización. Nadie me ha llamado para pedirme disculpas, que no aceptaré”.


Ahora puede enfrentarse a una condena de cárcel por los delitos que pretenden imputarle, a pesar de que el Tribunal Militar Central le investigó, en una pieza separada, por “abuso de derecho y tras una exhaustiva investigación, han tenido que archivar. No han podido encontrar nada en mi contra”.


La pelota está en el tejado de la ministra de Defensa


La han forzado a reincorporarse al trabajo, pero en una plaza en Madrid. La sargento ha presentado un recurso que está en la mesa de la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, a la que piensa pedir audiencia. “Me gustaría que me escuchara, aunque debe estar enterada porque me dieron de alta en mayo a través de un expediente resuelto por ella”. También espera ser escuchada por el director general de la Guardia Civil y el ministro del Interior.