Con el corazón apesadumbrado y la esperanza de un cambio,

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ART ESP / ING


Estimada comunidad de Appleton Private University, estimados colegas, estudiantes, y amigos de la paz en todo el mundo.


Hoy, mi corazón no me permite hablarles con la formalidad distante que a menudo reviste nuestros comunicados académicos. Hoy, les hablo desde el dolor y la profunda preocupación que me embarga al observar el sufrimiento de la Nación Tiv en Nigeria. Es una herida abierta en el cuerpo de la humanidad, una tragedia que desgarra el alma y nos exige una respuesta que vaya más allá de las palabras bonitas.


No podemos permanecer indiferentes ante la crisis humanitaria y de seguridad sin precedentes que azota a este pueblo vibrante y resiliente de más de 17 millones de personas. Sus comunidades, asentadas sobre tierras fértiles que deberían ser fuente de vida y prosperidad, están siendo sistemáticamente diezmadas por los incesantes ataques de bandidos. Estas no son noticias lejanas o estadísticas abstractas; son vidas humanas brutalmente truncadas, son hogares destruidos, medios de vida aniquilados y, lo más trágico, la pérdida incomprensible de seres queridos.


Cuando escuchamos que más de 200 personas han sido asesinadas recientemente, no es "tan solo una cifra más". Cada uno de esos números representa un rostro, una historia, un futuro robado. Es una escalada de violencia que ha transformado la vida cotidiana de los Tiv en una lucha constante por la supervivencia, un sombrío recordatorio de la vulnerabilidad de un pueblo que clama desesperadamente por la paz.


Desde esta tribuna académica, hemos defendido incansablemente el poder de la educación, el diálogo y la investigación como pilares de la paz. Hemos hablado de la universidad como un bastión de la paz, de la educación como una inversión crítica y del desarrollo sostenible como el camino hacia un futuro libre de conflictos. Pero ¿de qué sirve nuestra erudición, nuestros artículos y nuestros debates si no podemos alzar la voz con vehemencia y con el corazón en la mano cuando la vida misma está siendo pisoteada?


Me duele profundamente el alma lo que está ocurriendo en Nigeria. Y sí, siempre he defendido el simbolismo de la monarquía tradicional en ese país, creyendo en su capacidad unificadora y en su rol como custodio de la cultura y la estabilidad. Sin embargo, en momentos como este, su silencio me perturba profundamente. La inacción, o lo que podría percibirse como hipocresía, ante una crisis de esta magnitud no es digna del liderazgo que un pueblo en agonía necesita desesperadamente. Hablamos de la vida, de la dignidad, de la mera existencia de millones de personas.


Como Rector de la Appleton Private University, siento la obligación moral de exigir una acción contundente y efectiva. No solo desde los gobiernos y las organizaciones internacionales, sino también desde nosotros, la comunidad académica global.


¿Cómo podemos, desde Appleton Private University, contribuir más allá de las palabras?


  1. Levantando la voz: No nos cansaremos de denunciar estas atrocidades y de instar a todos los actores relevantes a intervenir para proteger a la Nación Tiv.
  2. Solidaridad y apoyo: Exploraremos activamente vías para brindar apoyo humanitario y educativo a los afectados, quizás a través de programas de becas para estudiantes desplazados o proyectos de investigación que busquen soluciones duraderas a la raíz del conflicto.
  3. Investigación aplicada: Continuaremos y profundizaremos nuestra investigación sobre las causas de estos conflictos, el papel de la escasez de recursos y la desigualdad, para ofrecer soluciones basadas en la evidencia que puedan informar a los pacificadores.
  4. Promoción del diálogo: Ofreceremos nuestros espacios y nuestra expertise en mediación para fomentar el diálogo entre las partes, siempre que esto sea seguro y constructivo.


Este no es un problema lejano; es una afrenta a la humanidad. La paz no es solo un tema de estudio; es la condición sine qua non para la vida, la dignidad y el desarrollo. Hago un llamado a cada miembro de nuestra comunidad universitaria: no permanezcamos en silencio. Que nuestro conocimiento y nuestra empatía se traduzcan en una acción real, en un clamor que resuene más allá de nuestras aulas, y que el dolor que sentimos hoy se convierta en el motor de una paz tangible para la Nación Tiv y para todos los pueblos que sufren la barbarie de la guerra.


Gracias.


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Dear Appleton Private University community, esteemed colleagues, students, and friends of peace around the world,


Today, my heart does not allow me to address you with the distant formality that often characterizes our academic communications. Today, I speak to you from the pain and deep concern that grips me as I witness the suffering of the Tiv Nation in Nigeria. It is an open wound on the body of humanity, a tragedy that tears at the soul and demands from us a response that goes beyond well-meaning words.


We cannot remain indifferent to the unprecedented humanitarian and security crisis plaguing this vibrant and resilient people, numbering over 17 million. Their communities, spread across vast expanses of fertile land that should be a source of life and prosperity, are being systematically decimated by incessant bandit attacks. These are not distant news or abstract statistics; these are human lives brutally cut short, homes destroyed, livelihoods annihilated, and, most tragically, the incomprehensible loss of loved ones.


When we hear that over 200 people have been recently murdered, it is not "just another number." Each of those numbers represents a face, a story, a stolen future. It is an escalation of violence that has transformed the daily lives of the Tiv people into a constant struggle for survival, a grim reminder of the vulnerability of a people desperately crying out for peace.


From this academic platform, we have tirelessly championed the power of education, dialogue, and research as pillars of peace. We have spoken of the university as a bastion of peace, of education as a critical investment, and of sustainable development as the path to a conflict-free future. But what good is our erudition, our articles, and our debates if we cannot raise our voices vehemently and with our hearts in our hands when life itself is being trampled upon?


My soul aches deeply for what is happening in Nigeria. And yes, I have always defended the symbolism of the traditional monarchy in that country, believing in its unifying capacity and its role as guardian of culture and stability. However, at times like this, its silence deeply disturbs me. Inaction, or what could be perceived as hypocrisy, in the face of a crisis of this magnitude is not worthy of the leadership that a people in agony desperately need. We are talking about human lives, dignity, the very existence of millions of people.


As Rector of Appleton Private University, I feel a moral obligation to demand strong and effective action. Not only from governments and international organizations, but also from us, the global academic community.


How can we, at Appleton Private University, contribute beyond words?

  1. Raising our voice: We will not tire of denouncing these atrocities and urging all relevant actors to intervene to protect the Tiv Nation.
  2. Solidarity and support: We will actively explore avenues to provide humanitarian and educational support to those affected, perhaps through scholarship programs for displaced students or research projects seeking lasting solutions to the root causes of the conflict.
  3. Applied research: We will continue and deepen our research into the causes of these conflicts, the role of resource scarcity and inequality, to offer evidence-based solutions that can inform peacemakers.
  4. Promoting dialogue: We will offer our spaces and our expertise in mediation to foster dialogue between parties, whenever this is safe and constructive.


This is not a distant problem; it is an affront to humanity. Peace is not just a subject of study; it is the sine qua non condition for life, dignity, and development. I call upon every member of our university community: let us not remain silent. May our knowledge and our empathy translate into real action, into a cry that resonates beyond our classrooms, and may the pain we feel today become the driving force for tangible peace for the Tiv Nation and for all peoples suffering the barbarity of war.


Editorial 16