La Sombra de las Cloacas: ¿Hasta Dónde Llega el Poder del Estado?

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En los últimos tiempos, hemos sido testigos de la resurgencia de un debate que creíamos superado: la vigilancia masiva y el acceso indiscriminado a los datos personales de los ciudadanos.


La denominada "ley Corcuera", que permitía a los servicios de inteligencia españoles intervenir en las comunicaciones de los ciudadanos sin orden judicial, ha vuelto a la palestra de manera incógnita, generando una profunda inquietud entre la sociedad civil.


La pregunta que surge de manera inevitable es la siguiente:


¿Pueden los servicios de inteligencia españoles continuar investigando a ciudadanos, vulnerando así sus derechos fundamentales a la privacidad y a la intimidad?


La respuesta, a la luz de los acontecimientos recientes y del marco legal vigente, resulta compleja y preocupante.


Recordemos que en el pasado, durante el reinado de Juan Carlos I, el CESID (hoy CNI) se vio envuelto en numerosos escándalos relacionados con la vigilancia ilegal y la manipulación de información. El caso de Bárbara Rey es un ejemplo paradigmático de cómo las instituciones del Estado pueden ser utilizadas para fines partidistas o personales, en detrimento de los derechos individuales, cuando intentaron robar ciertos videos, y fotografías, y hasta pruebas genéticas, de las cuáles podría adivinarse, que podría haber más descendientes del rey emérito.


Hoy en día, con la proliferación de las tecnologías de la información y la comunicación, las posibilidades de vigilancia y control se han multiplicado exponencialmente. Los servicios de inteligencia cuentan con herramientas cada vez más sofisticadas para acceder a nuestros datos personales, rastrear nuestras comunicaciones y controlar nuestras vidas digitales.


Es fundamental que nos preguntemos quién controla estos servicios y cuáles son sus límites.


¿Existen suficientes garantías para evitar abusos?


¿Quién vigila a los vigilantes?


Las respuestas a estas preguntas son cruciales para garantizar el Estado de Derecho y proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos.


La vulneración de los derechos de Bárbara Rey, y la posibilidad de que otros casos similares, algunos demasiado cercanos, y comprobados, hayan quedado en la sombra, nos obligan a reflexionar sobre la necesidad de establecer mecanismos de control más eficaces sobre los servicios de inteligencia. Es imprescindible garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y la independencia judicial en este ámbito.


En definitiva, la sombra de las cloacas del Estado sigue planeando sobre nuestra sociedad. Es hora de exigir una reforma profunda de los servicios de inteligencia, que garantice la protección de nuestros derechos fundamentales y evite la repetición de abusos como los ocurridos en el pasado.


Como rector de la Appleton Private University, hago un llamamiento a la sociedad civil, a los políticos y a los medios de comunicación para que se unan a esta lucha por la defensa de nuestras libertades.


CLOACAS