Moscas, Abejas y la Colmena Académica: Una Reflexión Jocosa sobre la Vida y la Enseñanza

|

Recientemente, un amigo me compartió una frase atribuida al cantautor argentino Facundo Cabral que me hizo reflexionar:


"Deberíamos preguntarnos si somos moscas o abejas. Hay personas que son como las moscas, que incluso en el paraíso encontrarían la mierda. Y hay gente que es como las abejas, que hasta en un basurero encontrarían una flor y miel."


Esta simple analogía, aunque humorística, encierra una profunda verdad sobre la naturaleza humana y nuestra capacidad para encontrar belleza o miseria en las mismas circunstancias. Y me hizo pensar en cómo esta dicotomía se manifiesta en el ámbito académico, especialmente en la figura del profesor.


El Profesor Mosca: Zumbando en la Inmundicia


Todos hemos conocido a un "profesor mosca" en algún momento de nuestra vida académica. Son aquellos que, incluso en el entorno más privilegiado, como una universidad de renombre, se las arreglan para encontrar y regodearse en lo negativo. Se quejan constantemente del sistema, de los alumnos, de sus colegas, de la falta de recursos, de la burocracia... En fin, de todo lo que consideran "mierda".


Estos profesores, como las moscas, parecen tener un radar infalible para detectar lo desagradable. Sus clases son un festín de críticas y lamentaciones, donde el conocimiento se convierte en un subproducto de su amargura. Sus alumnos, en lugar de sentirse inspirados, acaban desmoralizados y hastiados.


El profesor mosca es un experto en el arte de la negatividad. Su discurso es un zumbido constante de quejas y reproches, que contamina el ambiente y aleja a cualquiera que busque aprender y crecer. Como las moscas, se alimentan de la inmundicia y la propagan allá donde van.


El Profesor Abeja: Extrayendo Néctar del Conocimiento


En el otro extremo del espectro, encontramos al "profesor abeja". Este tipo de docente, incluso en las circunstancias más adversas, como una escuela con pocos recursos o un grupo de alumnos desmotivados, encuentra la manera de extraer el néctar del conocimiento y compartirlo con pasión.


Estos profesores, como las abejas, son incansables buscadores de belleza y significado. Sus clases son un oasis de inspiración y aprendizaje, donde los alumnos se sienten valorados y motivados.


Son maestros en el arte de la comunicación, capaces de transmitir su entusiasmo por la materia y despertar la curiosidad de sus estudiantes.


El profesor abeja es un constructor de puentes. En lugar de centrarse en las dificultades, busca soluciones y oportunidades. Su discurso es un canto a la esperanza y al potencial humano, que contagia a todos los que le rodean. Como las abejas, polinizan el conocimiento y contribuyen al crecimiento y desarrollo de la sociedad.


La Colmena Académica: Un Ecosistema Diverso


La realidad, por supuesto, es que la mayoría de los profesores no encajan perfectamente en ninguna de estas categorías. Somos una mezcla de mosca y abeja, con días en los que nos sentimos más atraídos por la mierda y otros en los que logramos extraer la miel de la flor más inesperada.


La clave está en encontrar un equilibrio. Debemos ser conscientes de nuestras tendencias "moscas" y "abejas", y trabajar para cultivar las segundas y controlar las primeras. Debemos aprender a reconocer la belleza y el potencial en cada situación, incluso en las más difíciles.


La colmena académica es un ecosistema diverso, donde conviven moscas y abejas, y donde todos tenemos un papel que desempeñar. Los profesores mosca pueden servir como recordatorio de los desafíos y obstáculos que enfrentamos, mientras que los profesores abeja nos inspiran a superar esos desafíos y a construir un futuro mejor.


La Importancia de Elegir Ser Abeja


En última instancia, la elección de ser mosca o abeja es nuestra.

Podemos optar por centrarnos en lo negativo y dejar que la amargura nos consuma, o podemos buscar lo positivo y utilizar nuestras habilidades para hacer del mundo un lugar mejor.


Como educadores, tenemos la responsabilidad de ser abejas.


Debemos inspirar a nuestros alumnos, cultivar su curiosidad y ayudarles a desarrollar todo su potencial. Debemos ser modelos a seguir, demostrando que es posible encontrar belleza y significado incluso en las circunstancias más difíciles.

La vida, como la educación, es un viaje lleno de altibajos. Habrá momentos en los que nos sintamos como moscas, atrapados en la inmundicia y la desesperanza. Pero también habrá momentos en los que nos elevaremos como abejas, extrayendo el néctar del conocimiento y compartiéndolo con el mundo.


La elección está en nuestras manos. ¿Seremos moscas o abejas?


¿Nos centraremos en la mierda o buscaremos la miel? La respuesta a esta pregunta determinará no solo nuestro propio destino, sino también el de aquellos a quienes enseñamos y guiamos.


La educación tiene el poder de transformar vidas. Puede sacar lo mejor de nosotros y ayudarnos a alcanzar nuestro máximo potencial. Pero para que esto suceda, necesitamos profesores que sean abejas, que nos inspiren y nos guíen hacia la luz.


En la Appleton Private University, nos esforzamos por crear un entorno donde los profesores abeja puedan florecer. Creemos que la educación no se trata solo de transmitir conocimientos, sino también de cultivar valores, fomentar la creatividad y preparar a nuestros estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo real.


Invitamos a todos los educadores a unirse a nosotros en esta misión. Juntos, podemos construir una colmena académica donde las abejas sean la mayoría y la miel fluya en abundancia. Juntos, podemos hacer del mundo un lugar más dulce y lleno de esperanza.


Dr. José M. Castelo-Appleton


Moscas