Después de resaltar que el uso generalizado de la mascarilla quirúrgica procura a la población una falsa impresión de seguridad, el director general de la OMS reiteró que sólo la intensificación de las medidas higiénicas (lavarse las manos frecuentemente, ventilar los locales, etc.) y los llamados “gestos barrera” (estornudar o toser cubriéndose la cara con el interior del codo y mantener una distancia prudencial entre las personas, etc.) son realmente eficaces para prevenir la transmisión del virus.
El uso generalizado de mascarillas quirúrgicas fue recomendado al público por primera vez, en 1918, por las autoridades japonesas frente a la pandemia de gripe española y se extendió rápidamente en Asia, pero no tuvo ningún efecto comprobado sobre la expansión de la epidemia.